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Luz de obra: más de doscientos edificios en el casco urbano platense

 

Perjuicios para los habitantes, beneficio para la empresa y falta de control de la Municipalidad

 

La luz de obra es aquel tipo de suministro que se utiliza, como su nombre lo indica, cuando el edificio se encuentra en construcción. Sin embargo existen entre doscientos y trescientos casos en nuestra ciudad en donde las obras no sólo ya fueron finalizadas sino que están habitadas y aún así continúan en esta situación.

Los dos mayores problemas para los habitantes son el costo más elevado de la tarifa, en relación con la luz residencial y la distribución equitativa pero no discriminada de la factura, sin tener en cuenta los consumos individuales. Esto se debe a que la luz de obra cuenta con un solo medidor, ubicado en la vereda y por ende con una sola factura para todos los consumidores.

Para poder acceder a estos medidores el edificio debe contar con el final de obra otorgado por la Dirección de Obras Particulares de la Municipalidad y luego, ya sea la constructora o los propietarios, deben pedir el pase para el suministro residencial a la empresa distribuidora.

La responsabilidad, entonces, recae en una primera instancia en la Empresa Distribuidora de Energía Eléctrica de La Plata (EDELAP), que es quien se encarga de suministrar el servicio. La misma, si bien al ser consultada afirmó que los plazos variaban dependiendo del tipo de instalaciones, cuenta como máximo con un período de dos meses para normalizar esta situación.

Según Lucas Valldeneu, ingeniero del Área de Control Comercial del Órgano Controlador de Energía de la provincia de Buenos Aires (OCEBA): “Los plazos están estipulados en el contrato dependiendo el tipo de conexión que requiera el edificio. Pero el plazo máximo es de 60 días”.

No obstante existen edificios que no poseen el medidor individual desde hace más de dos años. Tal es el ejemplo del que está ubicado en diagonal 73, entre 63 y 64, o el de 4 entre 59 y 60, en el cual vive Mauricio, un estudiante, con luz de obra desde hace más de tres años.

De hecho un sondeo realizado en función a esta investigación, sobre un total de 17 edificios con luz de obra, distribuidos en un recorte de 84 cuadras y con un total de 50 encuestados, arrojó la cifra de que el 88,22% de los edificios están siendo habitados desde hace más de seis meses y el 47% hace más de un año.

El principal argumento de EDELAP de su tardanza, es que requiere un refuerzo de la red para poder suministrar el servicio, con lo cual, se necesitaría una inversión de la que no se encuentra en condiciones de realizar. En este sentido, Monserrat La Palma, Defensora del Pueblo de la Plata, afirmaba: “La primera responsable es la empresa EDELAP, que no ha invertido y yo te digo que la falta de inversión debe venir del 2002, 2003”.  Coincidía también Gustavo Petró, Director de Obras Particulares: “la inversión que realiza EDELAP es por debajo de lo que tendrían que hacer en relación al crecimiento poblacional y en relación a la construcción, a las nuevas casas que existen en la ciudad, los nuevos edificios que existen en ese arco”, como así también Lucas Valldeneu: “La distribuidora dice ‘bueno, entonces para abastecer a 40 departamentos yo necesito reforzar la red’. Técnicamente tiene que poner mejores conductores, cambiar los transformadores. Entonces requiere de una inversión y la distribuidora en las condiciones económicas que estaba a principio de este año cuando pasó a la jurisdicción de la provincia, no tenía los recursos para hacerlo”.

Pero existe también otro motivo que es fundamental: la tarifa en la que se factura la luz de obra tiene un cargo fijo que es mayor a la residencial. Es decir, todas las facturas cuentan con un cargo fijo y un cargo variable. El primero se cobra todos los bimestres, independientemente de si se haya consumido o no. El mismo se clasifica según la cantidad de kw/h que se utilice.

Para la luz residencial, la tarifa se llama T1R1 y su costo fijo es de $5,36. Para la luz de obra, la tarifa se llama T1G3 (servicios generales) y su costo fijo es de $314,08. Si bien este monto se divide en partes iguales para todo el edificio, la estructura del mismo debería estar cubierta por 58 departamentos para llegar a igualar el gasto de la factura residencial. Es importante resaltar que del sondeo realizado, el edificio que más se acercaba a este número, era uno conformado por dos torres que en total sumaban 39 departamentos.

Por otro lado, el precio del kw/h con subsidio del estado nacional de la T1G3 es de $0,142. Para la T1R1, es de $0,099 por kw/h, con lo cual se deduce que esta segunda categoría recibe más subsidio del estado y que se incrementa un 33% por kw/h entre una factura y otra.

Entonces, la empresa no sólo que no invierte para solucionar esta problemática sino que además recibe más dinero por factura. Silvio Calabrese, Dueño de Asfaltto Construcciones corroboraba esta información al decir que: “Es más cara la luz de obra porque figura como ‘servicios generales’. EDELAP divide en tarifas: la comercial, de obra y particular. La comercial y de obra es la misma prácticamente”. Raúl Antenucci, ex propietario de una constructora platense y Gustavo Petró, también coincidían en que la luz de obra implica un mayor costo económico para el usuario.

Éste último es el funcionario que dirige el área municipal encargada de controlar las edificaciones y sin embargo, no conocía las propuestas estatales en función a esta problemática: “No sé si son actos ilícitos, no lo puedo saber, o sea nosotros tenemos que investigar más para poder decir que son actos ilícitos, lo que sí sé es que nosotros tenemos que hacer ya un trabajo de investigación, ya me voy a poner con el director de alumbrado que tiene que ver con eso y me parece que voy a tratar de hablar con el defensor del pueblo municipal para ver cómo coordinamos una acción conjunta y actuamos sobre este tema que me parece que perjudica a muchos vecinos de nuestra ciudad y nosotros como estado tenemos que estar atentos y buscando un equilibrio para que empresas privadas que utilizan lo público, no aprovechen situaciones como estas”. Es decir, que hasta el momento, no estaban ejerciendo el control suficiente.

A su vez, también hay edificios que no están correctamente habilitados y que igualmente se encuentran en funcionamiento. En el sondeo realizado, uno ubicado en 61 Nº377 ½ se encontraba en esta situación y por lo tanto, en este caso particular, la responsabilidad corre por cuenta de la Municipalidad.

En cuanto a OCEBA, el órgano encargado de regular el funcionamiento de EDELAP, es importante señalar que recién a fines del año pasado comenzó a ejercer este control, ya que antes la empresa se encontraba bajo la jurisdicción nacional, o sea, bajo la órbita del Ente Nacional Regulador de Energía (ENRE). Con lo cual, al hacerse cargo de la empresa tuvieron que hacerse cargo también de los edificios que ya venían con luz de obra, es decir, de aquellos que están sin los medidores individuales desde hace más de un año. Así lo confirmaba Marcelo Casas, del Área Comercial de OCEBA: “Este tema lo tendrían que haber terminado durante la gestión que estuvo el ENRE, porque muchos de estos edificios, por la cantidad que te dije antes (trescientos), por una cuestión de inversión no se terminó. Porque hay como 300 edificios en esta condición, 300 que es la versión que hay. Vinieron pasando, pasando, pasando, el ENRE no los… no sé qué hizo, indudablemente mucho no debe haber hecho o no pudo haber hecho porque esta situación de los edificios llegó hasta que tomamos nosotros EDELAP, y ahí nosotros empezamos a ver que había un montón de casos de estos de edificios con resoluciones del ENRE, con habilitaciones del ENRE, dándole el OK… o sea que EDELAP tendría que haber normalizado la situación, y no la normalizó, o sea que hay una demora importante”.

A su vez, OCEBA es la segunda instancia a la hora de hacer reclamos en función al servicio eléctrico. Allí se encuentran cincuenta denuncias por luz de obra. Si bien este organismo instó a EDELAP a conocer las cifras de reclamos que ellos manejan, y a que normalizaran la situación, hasta el viernes veintitrés de noviembre no habían recibido respuestas.

 

La realidad de los usuarios

 

En este contexto, son los habitantes de estos edificios los mayores perjudicados. En primer lugar, porque la tarifa es más cara. Existen casos en los que el costo por la luz implica un gasto arriba de $200. La encuesta nos dio como resultado que el 100% pagaba más de $50 y que el 76% pagaba más de $100.

En segundo lugar, la factura única dividida por partes iguales en todos los departamentos genera una injusticia en términos del consumo. Lucas Valldeneu nos decía al respecto: “El problema que tienen los edificios con luz de obra es que el consumo se prorratea por las unidades funcionales que están en el edificio, sin relación con lo que se consumió. Entonces, suponete yo estoy en un departamento y tengo solamente una computadora, y en el departamento de al lado se calefacciona con una estufa eléctrica, se van a facturar a los dos el promedio. Como hay un solo medidor. Entonces, capaz que el usuario que está al lado está pagando menos de lo que consumió, y yo estoy pagando más de lo que consumí porque están midiendo lo que consume el edificio. Ese es el principal problema de tener luz de obra para la facturación. O sea que una de las condiciones que fija el contrato es que lo facturado, lo que factura la distribuidora de energía, sea en base a consumos reales. Al edificio la distribuidora está facturando en base a consumos reales porque es lo que consume el edificio, pero a cada usuario dentro del edificio no. Para eso requiere que estén los medidores individuales”.

En la misma sintonía, Evangelina Hernández de Mario Pasini Inmobiliaria decía: “Alquilábamos el edificio de acá al frente que estuvo un año y medio con luz de obra. Cada uno pagaba $250. Y algún inquilino te decía ‘mirá yo no gasto tanto’, pero lo tenía que pagar igual porque va todo a una factura y hasta que cada uno no tiene su medidor no se puede saber cuánto consumen”.

Por otro lado, Mauricio, el inquilino antes mencionado, nos contaba que él no tenía aire acondicionado pero que el vecino sí, entonces era él quien también pagaba ese consumo.

A su vez, la encuentra reveló que el 56% no contaba con artefactos de alto consumo y sin embargo pagaban lo mismo que el 44% restante. Otro dato importantes es que en el edificio de calle 6 Nº1641, entre 65 y 66, el departamento del 1ro B que vive hace más de dos meses en un monoambiente y no tiene artefactos de alto consumo, paga más de $100, al igual que el departamento de PBA que vive hace más de seis meses en un dos ambientes con artefactos de alto consumo.

Otra de las problemáticas son las referidas a las subas y bajas de tensión y a las complicaciones que conllevan hacia los electrodomésticos. Romina, quien vive en un edificio de estas características ubicado en 4 entre 59 y 60 comentaba que: “Con lo de la luz siempre tenemos problemas. Se viven quemando las lamparitas cuando hay mucha tensión. Ese es mi mayor problema. También cuando bajan los ascensores se baja la luz. Nosotros con mis vecinos justamente decíamos de juntar los foquitos y llevárselos a la administración porque es impresionante lo que se nos queman”.

Por último, hay un desconocimiento generalizado por parte de las personas que viven con luz de estas particularidades. El 56% no sabía que pagaba más por tener luz de obra, el 20% no supo responder si lo que abonaba estaba relacionado con su consumo y el 100% no sabía a qué categoría pertenecía su factura.

En síntesis, existe una situación sistematizada en nuestra ciudad en las que por beneficio económico de una empresa, falta de inversión de la misma, falta de control por parte del área municipal encargada y por falta de regulación del órgano controlador que no sólo no recibe respuestas sino que a su vez se hizo cargo de una problemática ya instaurada, son los inquilinos y los propietarios los que deben convivir todos los días con subas en sus facturas, conflictos referidos a los electrodomésticos e injusticias a la hora de dividir el consumo.

 

 

 

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