top of page
Ficción

Fiesta
Sentías el cuerpo pegajoso. La música que salía de tus auriculares y el sol y la calle que estaba más colorida que de costumbre, hacían imaginarte en un videoclip. Te hubiera gustado que fuera de tardecita. Siempre te gustaron las tardecitas de marzo.
Sentías todas las miradas masculinas encima tuyo. Un treintañero con lentes de marcos gruesos clavó los ojos en tus piernas, un hombre de camiseta blanca sentado en la vereda te dijo algo que no entendiste; entonces te desenchufaste de una sola oreja y lo pudiste oír con claridad: “Nena, se te enganchó la pollera en el bolso”. Te miraste y viste tu muslo desnudo. Te reíste, diste las gracias y seguiste caminando.
bottom of page